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La investigación clínica en Chile ha experimentado un auge significativo en las últimas décadas, consolidándose como un actor crucial en el avance de la medicina y el desarrollo de terapias innovadoras. A lo largo del extenso territorio chileno, principalmente desde La Serena hasta Puerto Montt, varias ciudades destacan como polos de investigación clínica, contribuyendo de manera significativa al progreso científico y al bienestar de la población. Este avance en gran parte es posible gracias a la colaboración de las universidades, que a menudo interactúan con hospitales y centros médicos para llevar a cabo los estudios.

La capital, Santiago de Chile, es el epicentro de la investigación clínica en el país. Con su concentración de instituciones médicas de prestigio y una red de profesionales especializados, lidera numerosos estudios, abarcando una amplia gama de especialidades médicas.

Fuera del área metropolitana, La Serena, en la Región de Coquimbo, y Valparaíso, en la Región de Valparaíso, se han posicionado como importantes polos de investigación. Concepción, en la Región del Bío Bío, emerge también como un centro de colaboración en investigación clínica gracias a la interacción fluida entre centros médicos y la comunidad académica, que impulsa estudios innovadores. Temuco, en la Región de La Araucanía, también destaca por su contribución a la investigación clínica. El mapa de investigación clínica llega hasta Puerto Montt, ciudad capital de la Región de Los Lagos.

Sin duda es un buen panorama, pero a pesar de estos avances es esencial impulsar el desarrollo en esta área más allá de las ciudades tradicionalmente reconocidas. Al norte de La Serena existen ciudades que por distintos motivos han quedado relegadas de esta importante área de investigación médica, que no solo abre el camino a personas para acceder a tratamientos médicos (algunos con terapias innovadoras aún no disponibles en el mercado), sino que también ofrece posibilidades de desarrollo laboral a profesionales de distintas áreas de la salud.

Los monitores clínicos, también conocidos como Clinical Research Associates (CRA), son piezas clave en el engranaje que permite la realización exitosa de estudios clínicos en colaboración con la industria farmacéutica, investigadores y centros médicos. Su labor consiste en realizar un seguimiento riguroso de los ensayos, garantizando que se ejecuten eficientemente, produzcan datos de alta calidad, cumplan con las normativas regulatorias y se adhieran a los estándares éticos más elevados.

Otra arista importante es el aporte que realizan las universidades. Con su enfoque en la investigación y la excelencia académica, a menudo lideran la planificación y el diseño de estudios clínicos. Además, desempeñan un papel clave en la formación de profesionales de la salud y la investigación clínica, entre muchos otros roles.

La incorporación de nuevas regiones a los avances de los ensayos clínicos no solo enriquecerá la base de conocimientos y la tecnología disponible, sino que también ampliará la comprensión de las particularidades médicas en distintas poblaciones. Esta expansión no solo es un avance en el ámbito científico, sino también un compromiso con el mejoramiento de la calidad de vida de los pacientes y sus familias.

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