La investigación clínica en Chile ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, consolidándose como un actor relevante en la búsqueda de nuevos fármacos y tratamientos para mejorar la salud de la población. La realización de ensayos clínicos en el país se ha convertido en una herramienta fundamental para el desarrollo de terapias innovadoras, pero también ha planteado una serie de desafíos y oportunidades que vale la pena analizar en profundidad.
Uno de los aspectos más destacados del estado actual de la investigación clínica en Chile es su creciente participación en ensayos clínicos de fase I, II y III. Este incremento se atribuye en gran parte a la colaboración activa entre instituciones académicas, centros de investigación y la industria farmacéutica. La adopción de estándares internacionales de calidad y la creciente infraestructura en hospitales y centros de investigación clínica también han fortalecido la capacidad del país para llevar a cabo estudios clínicos de alto nivel.
Chile es hoy un polo de innovación e investigación en América Latina por sus ventajas competitivas en investigación clínica: centros de investigación con amplia experiencia en el mundo académico, que generan confianza internacional; una cultura de investigación clínica que es el resultado de más de 30 años de experiencia; regulación competitiva a nivel mundial; comités de ética científicos acreditados bajo estándares internacionales; infraestructura sanitaria de categoría mundial y una amplia red de investigadores con experiencia en investigación clínica
No obstante, se enfrentan desafíos importantes. Uno de los más notables es la necesidad de aumentar la inversión en investigación clínica. A pesar de los avances, Chile todavía se encuentra por debajo de la inversión promedio de los países OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en este campo. De acuerdo con la última encuesta sobre gasto y personal en Investigación y Desarrollo del Ministerio de Ciencia, en 2020 la inversión en I+D se mantuvo en un 0,34% del PIB, muy lejos del promedio de 2,68% del PIB de los países OCDE. Un mayor financiamiento permitiría realizar un mayor número de ensayos clínicos y promovería la investigación de vanguardia.
La regulación y ética en la investigación clínica en Chile enfrentan desafíos dinámicos y en constante evolución. A medida que el panorama de los estudios clínicos se inclina hacia ensayos descentralizados, la digitalización y la utilización de herramientas digitales, el marco regulatorio debe adaptarse y actualizarse para satisfacer estas nuevas demandas. Asegurar la seguridad e integridad de los pacientes y los datos sigue siendo primordial, pero esto debe equilibrarse con el fomento de la innovación y la adopción de metodologías novedosas. Este proceso continuo requiere colaboración constante entre los organismos reguladores, instituciones de salud e investigadores para refinar las regulaciones que se mantengan al ritmo de los rápidos avances en investigación clínica, asegurando que Chile siga siendo un líder en prácticas de estudio clínico éticas y efectivas.
La participación activa de los pacientes en ensayos clínicos es otro tema que merece atención. Fomentar la conciencia pública sobre la importancia de la investigación clínica y promover la inclusión de diversas poblaciones en los estudios es esencial para garantizar que los resultados sean representativos y aplicables a la población en general.
La telemedicina y el monitoreo remoto han cobrado relevancia en la investigación clínica en Chile, especialmente en el contexto de la pandemia de COVID-19. Estas tecnologías han permitido mantener la continuidad de los ensayos clínicos y facilitar el reclutamiento de pacientes, pero también han planteado desafíos en cuanto a la privacidad de los datos y la calidad de la información recopilada.
La innovación farmacéutica no solo beneficia a la sociedad en general, sino que también crea oportunidades de crecimiento económico y desarrollo tecnológico. La investigación clínica sigue siendo una herramienta poderosa en la búsqueda de soluciones de salud innovadoras, y Chile tiene un papel importante que desempeñar en este proceso.